Reflexiones desde la Psicología Educacional: Abordando la Violencia en Contextos Educativos

Referirse a las violencias en los contextos educativos no es un tema nuevo. Sin embargo, en el último tiempo, diversos análisis y voces han emergido en la opinión pública. Desde ANPSE, compartimos una reflexión desde la perspectiva que nos convoca como asociación profesional: la psicología educacional.

La convivencia escolar y la violencia involucran dinámicas complejas que requieren un análisis integral, considerando los factores contextuales que los condicionan y facilitan su desarrollo. En este sentido, es fundamental tener en cuenta, por ejemplo, el escenario post crisis en el que nos encontramos, las formas en que se problematizan las opresiones sociales, la respuesta de las comunidades a su propia diversidad, así como sus impactos en los espacios educativos.

Es necesario alertar sobre el tratamiento que los medios de comunicación dan a estos temas, ya que puede resultar tendencioso, generador de estereotipos y contribuir a la desinformación, lo que, a su vez, incrementa tensiones en los contextos educativos. Un ejemplo claro de ello son aquellos hechos ocurridos en los alrededores de los establecimientos, que no necesariamente reflejan lo que sucede dentro de ellos. En muchos casos, el propio establecimiento educativo actúa como un espacio seguro en comunidades que enfrentan cotidianamente la violencia, y la prensa no siempre ha sido cuidadosa para mostrar esta distinción.

Invitamos a abordar estas temáticas desde una perspectiva formativa, centrada en el cuidado colectivo en las comunidades y en el respeto a los derechos humanos y los derechos de niños, niñas y adolescentes (NNA). Asimismo, es crucial ampliar la discusión más allá de enfoques punitivos, judiciales, patologizantes o individualizantes. En particular, criticamos el abordaje que criminaliza los procesos educativos y a sus protagonistas, ya que esto resta capacidad para identificar y abordar conductas que sí constituyen problemas de mayor gravedad. Desde una perspectiva sistémica, se pueden generar soluciones integrales y efectivas.

Por ello, nos oponemos a caricaturizar el sufrimiento de cientos de comunidades educativas y familias, reduciendo un fenómeno tan complejo a un diagnóstico psicopatológico. La violencia es parte de una sociedad fracturada como la nuestra. Como psicólogas y psicólogos educacionales, creemos que abordarla como si se tratara de un síntoma de un trastorno o una permanente conducta delictual, nos puede llevar a confundir nuestro objetivo: cuidar colectivamente la salud mental de toda la comunidad educativa a través de la promoción del bienestar.

Desde la psicología educacional, es necesaria una mirada que reconozca los conflictos cotidianos como parte natural de los espacios educativos, promoviendo estrategias que permitan gestionarlos de manera constructiva y transformadora. No necesitamos más diagnósticos, estigmas, rótulos ni medicamentos. No necesitamos más exclusión ni encarcelar más NNA. No necesitamos más “mano dura”. Necesitamos un compromiso real y serio para brindar y recibir los apoyos que requieren nuestras escuelas. Necesitamos más profesionales formados y recursos destinados a apoyar los esfuerzos que significa una inclusión educativa verdadera. Nadie, en ninguna escuela del país, quiere que éstas se conviertan en prisiones. Como ANPSE nos sumamos al legítimo reclamo de las comunidades educativas hacia nuestras autoridades, y pedimos que nos permitan trabajar para la educación de quienes son el futuro del país. Decimos “basta” a los discursos que culpabilizan a NNA de la violencia, y pedimos lo que siempre hemos pedido: más y mejores apoyos para que la educación pueda ser motor de la inclusión, democracia y bienestar.

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